La iglesia de Nuestra Señora de Brujas esconde la única obra de Miguel Ángel Buonarrotti que salió de Italia durante su vida. Una “Madonna” de mármol que expoliaron de Bélgica Napoleón y Hitler.

La escultura, una “Virgen con niño” de mármol de Carrara, conocida como la “Madonna”, fue un encargo de Jean Mouscron, en 1506 al artista, con el objetivo de colocarla en la iglesia donde quería ser enterrado.

Por alguna razón Miguel Ángel quiso esconder la escultura y fue llevada a Brujas por encargo de los hermanos Mouscron. Es una rareza en Brujas por ser una obra renacentista, muy moderna para Flandes en la época.

Mouscron, pagó 100 ducados por la obra (de 1,23 metros de alto y 500 kilos) en un documento estipulaba que la escultura no debía moverse nunca de la iglesia pero después de la revolución francesa, Napoleón se la apropió para su “gran museo nacional de París”, donde hoy se encuentra el Louvre.

Tras su caída en1815, las obras fueron devueltas a sus países de origen y la estatua viajó de nuevo a Brujas, un siglo más tarde Hitler se volvió a encaprichar de ella para el “Museo del Führer”, un proyecto nunca realizado por el que se incautó de centenares de obras de arte.

La Madonna fue encontrada por dos de soldados, en las minas de sal de Altaussee, en Austria, un complejo subterráneo con kilómetros de túneles y cavernas, junto a la se escondían El Astrónomo de Vermeer, el Altar de Gante de Van Eyck y miles de obras que fueron clasificadas y restituidas a sus países.

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