El permafrost, permahielo, gelisuelo, permagel o permacongelamiento es la capa de suelo congelado permanentemente —pero no cubierto permanentemente de hielo o nieve— de las regiones muy frías o periglaciares, como la tundra.

Puede encontrarse en áreas circumpolares de Canadá, Alaska, Groenlandia, Siberia, Tíbet, Noruega y en varias islas del océano Atlántico sur como las islas Georgias del Sur y las islas Sandwich del Sur.

El permafrost se puede dividir en pergelisol, que es la capa helada más profunda, y mollisol, el estrato más superficial que suele descongelarse con mayor facilidad y rapidez.

Durante cientos de miles de años, el permafrost del Ártico ha acumulado grandes reservas de carbono orgánico (se estima que de 1,4 a 1,85 billones de toneladas métricas).

Los pronósticos predicen una disminución en las áreas congeladas perennemente debido al aumento del calentamiento global, lo cual es bien conocido por todos.

Cuando el permafrost se descongela, se libera dióxido de carbono​ y metano. También permite el resurgimiento de virus y bacterias desconocidos que pasaron decenas de miles de años congelados así como subproductos de combustibles fósiles y productos químicos como el DDT, que actualmente se encuentra prohibidos por los daños a la salud y al ambiente.

El riesgo de nuevas epidemias y pandemias está aumentando, con la emisión de gases que provocan el efecto invernadero y aumentan la temperatura del planeta Tierra.

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