A muchos tailandeses les gusta comer insectos como tentempié, a menudo acompañados de cerveza. Suelen freírse en un wok y sazonarse con salsa Golden Mountain y un poco de pimienta tailandesa en polvo.

Si no hay vendedores ambulantes de insectos fritos, siempre se pueden encontrar en las ferias de los templos de Tailandia. Las ferias ayudan a recaudar fondos para el templo y a veces duran una semana entera, en la que se vende todo tipo de comida y ropa, además de espectáculos tradicionales. Todos los templos celebran ferias aproximadamente una vez al año, y no sólo ofrecen una visión del verdadero corazón de la cultura tailandesa, sino también un lugar seguro para encontrar sabrosos insectos fritos a la venta.

Los insectos están considerados un "plato de pobre" que se consume en el campo pero poco a poco se están abriendo camino hacia los restaurantes de moda de la capital.

Pese a las recomendaciones de los nutricionistas, que sueñan con que los insectos se conviertan en una fuente alternativa de proteínas, menos nociva que la industria de la carne, el principal desafío, tanto en Tailandia como en Occidente, es que los clientes olviden sus prejuicios.

En Tailandia, como se ha comentado, hay una dificultad adicional, la brecha entre ricos y pobres. Comer insectos tiene una connotación social de "plato de pobre".

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