El estilo Biedermeier, en arte, es el periodo de transición entre el Neoclasicismo y el Romanticismo, tal y como lo interpretó la burguesía, especialmente en Alemania, Austria, el norte de Italia y los países escandinavos.

Tras los asedios napoleónicos, el estilo Biedermeier creció durante un periodo de empobrecimiento económico entre 1825 y 1835. El nombre Biedermeier era despectivo porque se basaba en la caricatura Papa Biedermeier, un símbolo cómico de la comodidad de la clase media.

Este estilo se caracteriza por su funcionalidad y confortabilidad, adecuada a la vida de la pujante burguesía de la época. Sus rasgos, en materia decorativa, son las superficies lisas, las firmes proporciones y la sobriedad de líneas, por oposición a la sofisticación del estilo Imperio.

Otras cualidades de que goza son el empleo de la marquetería de maderas claras, en taracea o alternando con maderas oscuras.

El término se aplicó también a los objetos de cristal y porcelana creados para armonizar con las decoraciones. Estos cristales son de tipo compacto, tallados y frecuentemente realizados con colores vivos.

Por extensión se conoció de esta manera un género de pintura que reflejaba el pequeño mundo burgués, afable y conformista. Se caracteriza por la profunda y detenida descripción del ambiente y los objetos. Entre estos pintores destacan, como ejemplo, F. G. Waldmüller, austriaco, y el suizo J. L. Agasse.

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