La Fortaleza del Rey Herodes, también conocida como Massada o Masadá se localiza en el límite oriental del desierto de Judea con el rift del valle del río Jordán (perteneciente al sistema del Gran Valle del Rift), a unos 5 km de la costa sudoccidental del mar Muerto y frente a la antigua península de Lisán, próxima por tanto a la frontera con Jordania.

Masada en hebreo significa fortaleza. Durante mucho tiempo, esta gran residencia palaciega construida en medio del desierto fue el refugio de Herodes y de un grupo de resistencia judío. Hoy en día, el yacimiento arqueológico de Masada se ha convertido en una de las atracciones turísticas más importantes de Israel y fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.

Alrededor del año 40 a.C., el rey Herodes el Grande decidió construir una gran fortaleza en el desierto de Judea para poder escapar si sus enemigos lo atacaban. No contento con levantar su refugio en medio de la nada, decidió hacerlo en la cumbre de una montaña a 450 metros sobre el nivel del mar.

La construcción de Masada supuso todo un desafío para la época. Los ingenieros del reino crearon almacenes que permitían conservar los alimentos durante años y diseñaron un sistema de canalización para retener el agua de las escasas lluvias del desierto.

Paseando por el yacimiento arqueológico es posible ver los restos de los almacenes, la torre de vigía, los tres palacios escalonados y los baños romanos.

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