El árbol de Pirangi, en la playa Pirangi del Norte (Brasil), es único en el mundo. Plantado en 1888 por el pescador Luiz Inacio de Oliveira, hoy este anacardo cubre una superficie aproximada de 8.500 metros cuadrados y un perímetro de 500 metros, produciendo ochenta mil frutos al año.

La causa de su asombroso crecimiento es una anomalía genética por la cual sus ramas crecen hasta alcanzar una longitud y un peso tal que no se sostiene, y al caer doblegadas a tierra, vuelven a desarrollar raíces que estimulan aún más su desarrollo. Así, su aspecto es el de muchos árboles cuando en realidad es uno sólo.

Debido a la fama del árbol, la tierra en la que se encuentra se ha establecido como un parque para protegerlo de la destrucción. Este parque atrae a miles de visitantes cada año, quienes tienen que pagar una pequeña tarifa para acceder. Durante su estancia en el parque los visitantes tienen derecho a recolectar unos cuantos anacardos si así lo desean.

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