Esta manzana, también llamada diamante negro solo se cultiva en las montañas del Tíbet, a unos 3,100 metros sobre el nivel del mar.

Los manzanos donde crecen, son casi idénticos a los manzanos que conocemos.

Además de su color negro, la piel de estas manzanas es más gruesa y tiene un brillo muy especial.

Según las personas que han probado esta fruta, el sabor es muy diferente al de las manzanas más comunes, mucho más dulce que otros tipos de manzanas y eso se debe a la inmensa cantidad de glucosa que posee el fruto.

El terreno donde se cultivan los frutos es de aproximadamente 50 hectáreas.

Las manzanas negras no son fáciles de cultivar y esto se debe al cambio brusco de temperaturas de la zona, ya que durante el día las temperaturas pueden ser muy elevadas y durante la noche, la temperatura baja drásticamente hasta temperaturas de congelación.

Una manzana común tarda en crecer y madurar entre 2 o 3 años, el diamante negro tarda unos 8 años en madurar por completo.

A pesar del gran esfuerzo que toma cultivar las manzanas, solo el 30 por ciento de ellas pasan el control de calidad.

Debido a la poco cantidad de manzanas que se producen anualmente, los agricultores tienen que subir el precio de la fruta para poder obtener ganancias.

La manzana negra se vende en tiendas de alta gama en Shenzhen, Shanghai, Beijing y Guangzhou.

Los clientes pueden comprar cestas de regalo, las cuales incluyen de 6 a 8 manzanas y les costará un poco más de 42 dólares.

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