Obra barroca del siglo XVI-XVII, encargada por el Papa Urbano VIII al escultor italiano Bernini. El objetivo principal de elevar el Baldaquino de San Pedro era legitimar el poder y la imagen del pontífice y a la vez relacionarlo con la iglesia y la fe católica.

Es una obra llena de simbolismo que se la equipara al Templo de Salomón en Jerusalén a través de sus columnas helicoidales o salomónicas. El Baldaquino de San Pedro es una obra que combina elementos escultóricos y arquitectónicos a la vez.

Conformada por cuatro columnas acabadas en un dosel y ubicada en el centro del crucero de la basílica bajo la monumental cúpula de Miguel Ángel.

Está colosal obra de casi 29 metros de altura se construyó por partes: basas, capiteles y fustes. Las basas son de mármol mientras que el resto está hecho en bronce. Las columnas son de orden corintio con fuste helicoidal o salomónico y rematadas con capiteles compuestos.

La decoración de las columnas está conformada por volutas, hojas de laurel y racimos (simbolizan la eucaristía), y abejas (símbolo distintivo de la familia Barberini) y el Espíritu Santo en forma de paloma. El dosel que remata el Baldaquino presenta unas formas cóncavas y convexas dinamizando y creando un espacio en continuo movimiento. Asimismo, vemos que en la parte superior del entablamento se encuentra unos angelotes y querubines llevando los atributos del pontífice:la tiara y llaves de San Pedro.

Bernini construyó el Baldaquino a lo largo de nueve años.

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