La vía Sacra (del latín, «vía sagrada») fue la calle principal de la Antigua Roma, que llevaba desde lo alto de la colina Capitolina, atravesando de este a oeste el Foro Romano (donde se convertía en su calle más ancha), de la Regia al Comitium y la Curia hasta llegar a donde se encuentra el Coliseo.

Su origen, muy antiguo, puede remontarse a la fundación de Roma. En el siglo V a. C., la carretera fue apoyada por una subestructura para protegerla de la lluvia. Más tarde fue pavimentada y durante el reinado de Nerón (54-68) fue alineada con columnatas.

Esta calle proporcionó un escenario para muchos hechos importantes en la historia de Roma: además de los magníficos triunfos de los generales victoriosos, se celebraban en esta calle solemnes fiestas religiosas, y se reunía allí diariamente la multitud en las basílicas para charlar, jugar a los dados, cerrar negocios u obtener justicia.

Desde el reinado de Augusto (27 a.C. - 14 d.C.), la Vía Sacra desempeñaba un papel en la ceremonia de Apoteosis por la que se deificaba formalmente a los emperadores romanos fallecidos. El cuerpo del emperador, oculto bajo una máscara mortuoria de cera, era transportado en un féretro desde el monte Palatino por la Vía Sacra hasta el Foro, donde se celebraban oraciones fúnebres antes de que la procesión de caballeros y senadores reanudara su curso hasta el Campo de Marte fuera de las murallas.

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