El fandango es un animado baile en pareja originario de Portugal y España. Ha evolucionado a lo largo de los siglos y se ha propagado a diferentes regiones de habla hispana, incluyendo América Latina y Filipinas.

También es el baile que acompaña al homónimo palo del flamenco característico del folclore andaluz, que ha sufrido un proceso de aflamencamiento al aclimatarse a cada zona concreta de dicha región. Los de la provincia de Huelva fueron declarados en 2010 Bien de Interés Cultural.

Ejecutado por una pareja de movimiento vivo, tiene compás ternario y versos octosílabos, y el frecuente empleo de guitarra y castañuelas marca un estrecho parentesco con la jota. La secuencia descendente armónica más típica (la menor, sol mayor, fa mayor, mi mayor) es un motivo ostinato conocido desde finales del Barroco.

Dada la popularidad del fandango como danza de exhibición a finales del siglo XVIII y principios del XIX, no es de extrañar su presencia y arraigo en la tradición de Asturias, Castilla-La Mancha, Extremadura, Cataluña, Murcia, Valencia, País Vasco o Portugal. Wolfgang Amadeus Mozart lo incluyó en el tercer acto de Las Bodas de Fígaro y Christoph Willibald Gluck en su ópera Don Juan.

Dado el carácter de la danza, el término «fandango» ha sido utilizado como sinónimo de ajetreo, tumulto o incluso de exhibición de maestría.

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