Los sátiros eran criaturas mitológicas griegas mitad hombres y mitad cabras. Se les caracterizaba por su naturaleza lasciva y juguetona, su gusto por el vino y la música, y su estrecha relación con el dios Dionisio, dios del vino, la fertilidad y la locura.

Se originaron en la mitología griega como espíritus de la naturaleza, asociados con los bosques y las montañas. Se les consideraba compañeros de Dionisio, dios del vino y la locura, y a menudo se les representaba en escenas de jolgorio y desenfreno.

Tenían un cuerpo humano de cintura para arriba, con torso musculoso y velludo, y patas de cabra desde la cintura para abajo. Se les solía representar con cuernos de cabra en la cabeza, orejas puntiagudas y una cola larga y peluda.

Se les consideraba criaturas muy fértiles y a menudo se les veía persiguiendo a ninfas y mujeres. También eran aficionados al vino, la música y la danza, y a menudo se les representaba participando en fiestas y bacanales.

Los sátiros representaban el lado salvaje y natural de la vida. Su comportamiento lascivo y desenfrenado era una forma de celebrar la fertilidad y la sexualidad. También simbolizaban el caos y la locura, en contraste con el orden y la razón de la sociedad civilizada.

Han aparecido en la literatura, el arte y la cultura popular desde la Antigüedad. Se les puede encontrar en obras como las "Fábulas" de Esopo, las "Metamorfosis" de Ovidio, y en pinturas de artistas como Nicolas Poussin y Peter Paul Rubens.

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