Una emboscada es una celada, una trampa que se tiende a alguien para tomarlo por sorpresa o, en la confusa definición del diccionario académico, "ocultación de una o varias personas en parte retirada para atacar por sorpresa a otra u otras" y también "asechanza, maquinación en daño de alguien". Se formó a partir del participio pasivo del verbo "emboscar".

Emboscar se compone del prefijo «em» por «en» dentro de o sobre, y la palabra bosque (el sufijo «ar» indica infinitivo de los verbos), es decir, "en el bosque".

En el Diccionario español-latino de Antonio de Nebrija (1495), emboscar significaba "meter en el bosque" o "convertir [un lugar] en un bosque". El significado de "celada" o "maquinación contra alguien" solo apareció en el siglo XVI, como calco semántico del italiano "imboscare".

La emboscada es una técnica muy antigua. Así los romanos tuvieron que aprender nuevas formas de lucha y de uniformidad para enfrentarse a los ataques de indígenas como Viriato. Tiempo después, el uso tan frecuente de esta táctica privó a España de la mayoría de sus bosques pues, durante la Invasión Musulmana, se quemaban para obligar al enemigo a salir a campo abierto.

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