Robert Wan, nacido en Tahití, es el primer productor y exportador mundial de perlas negras, originarias de los archipiélagos de Tuamotu y Gambier, en Tahití.

Confluyen tonos como el negro, azul, gris, rosa y dorado, llamando la atención de cientos de miles de compradores ávidos de joyas.

En un principio nadie daba un centavo por uno de esos ejemplares, pero Robert supo adelantarse y hacer de la perla negra un espectacular negocio, con el que factura millones de dólares.

En 1974 compró la primer franja perlífera en las Islas Bambier (Polinesia Francesa), cuatro años más tarde obtuvo su primera cosecha. Recién en los años 80, continuando con su expansión, comenzó a impresionar su producto.

Compró una granja en la isla de Marutea, (devastada por un ciclón), llegando a controlar el 90 % de la producción mundial.

Ya dueño de varias islas tiene su propia línea aérea. La historia de la perla negra (Pinctada margaritifera), indica que en el pasado era muy abundante en las aguas de la Polinesia. En el siglo XVIII fue muy utilizada para la fabricación de botones de nácar, lo que la colocó en peligro de extinción.

Para salvar la especie hubo que recolectar larvas de ostras, con lo que Wan no sólo salvó a la pinctada de su extinción sino que además, produce un millón de ejemplares cada año.

La perla más grande jamás encontrada hasta el momento en las islas pesa casi 9 gramos y tiene un diámetro de 26 mm, se encuentra en exhibición en el "Museo de Robert Wan Pearl".

Más información: cincodias.elpais.com