La escala musical utilizada en Occidente proviene de la notación creada por el monje benedictino italiano Guido de Arezzo (992-1050), quien desarrolló un patrón de cuatro líneas paralelas (tetragrama).

Para nombrar a las notas musicales, de Arezzo utilizó la primer sílaba de cada verso del Himno a san Juan Bautista de Pablo el Diácono, con excepción de la séptima nota, si, que por ser variable podía dar lugar al trítono, que en su época era considerado un intervalo diabólico (diábulus in música).

El Himno a San Juan Bautista inicia con el verso "Ut queant laxis" (Para que puedan), por lo que la notación de Guido de Arezzo era: Ut, Re, Mi, Fa, Sol y La.

Posteriormente, se agregó la nota Si y una quinta línea, conformándose el pentagrama que actualmente se utiliza.

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