La palabra volcán proviene de Vulcano, nombre mitológico romano del dios del fuego.

Un volcán constituye una estructura geológica por la que emerge el magma (roca fundida) en forma de lava, cenizas volcánicas y gases del interior de la Tierra. El ascenso ocurre generalmente en episodios de actividad denominados erupciones, los que pueden variar en intensidad, duración y frecuencia, desde suaves corrientes de lava hasta explosiones extremadamente violentas y destructivas.

Unos 1.900 volcanes se consideran activos en la Tierra lo que significa que muestran algún nivel de actividad y es posible que vuelvan a explotar. Muchos otros volcanes se consideran durmientes y no muestran síntomas de volver a erupcionar, pero es probable que vuelvan a estar activos en el futuro. Otros se consideran extinguidos.

Aproximadamente el 90% de todos los volcanes se sitúa dentro del Cinturón de Fuego del Pacífico.

Vulcano es el dios romano del fuego, además de patrón de los oficios relacionados con los hornos en la religión de la Antigua Roma. Con el tiempo, Vulcano sufrió un proceso de identificación con el dios griego Hefesto hasta que, en el periodo clásico, asimiló sus características.

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