En el Siglo XVIII, casi 200 años después de los escritos sobre los caballos de Totora, una tripulación liderada por el navegante británico James Cook escribió sobre el arte de deslizarse sobre el agua que había observado en unas islas del trópico, precisamente en Hawai.

A partir del año 1800, con la llegada de misioneros cristianos a la isla, el surf, como muchas otras tradiciones, fue prohibido por considerarse inmoral. La extinción de la forma de vida hawaiana se debe a la imposición de la cultura europea, a la gran cantidad de enfermedades que traen los barcos a las islas y la prohibición de las costumbres indígenas.

El resurgimiento fue alrededor de los años 50, comenzó a crearse un mercado que proveía de todos los accesorios imprescindibles, un léxico acorde, un estilo de vida y hasta una música propia.

Aparecieron los Beach Boys, un grupo musical integrado por surfers que pregonaban la gran diversión (Big Fun) sobre el agua y que todavía subsiste, aunque menos atléticos y no tan dispuestos a capear las olas.

Las tablas empezaron a fabricarse con materiales sintéticos, en la actualidad tienen un armazón central de espuma de poliuretano asegurada con pegamento epoxy y recubierta con fibra de vidrio y resina sintética.

La competencia hoy se ve reflejada en campeonatos mundiales que tiene a los californianos, hawaianos y australianos como principales animadores.

Se tratas, sin dudas, de un deporte que logró sobrevivir a través de una larga y misteriosa historia.

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