Originario del sur de Italia, el baile de la Tarantela es tan antiguo como popular, y aunque se representa en ocasiones de festividad y celebración, sus orígenes no pueden ser menos alegres.

Este baile se caracteriza por ser vivaz y muy activo, y a lo largo de los siglos su función original a dado paso a un baile entre parejas, amenizado con castañuelas y panderetas. Esta danza se ejecuta al compás de un tiempo de 6/8, cuyo ritmo se va acelerando progresivamente y que se divide en dos tonalidades, una parte en acordes mayores y otra en menores.

La Tarantela nació de una desgracia que se cobraba algunas vidas en la ciudad de Tarento, durante los siglos XI y XII, la picadura venenosa de la tarántula (Lycosa Tarentula), un insecto muy común en esta zona de Italia. La picadura, en un principio provoca picores intensos, que después se tornan en convulsiones musculares y puede desembocar en problemas de respiración y en ocasiones causar el fallecimiento de la víctima.

Esta situación tenía como único remedio que la persona afectada se moviera sin parar, para así poder expulsar el veneno mediante la sudoración, y no pasó mucho tiempo hasta que los músicos entraran en escena.

El papel de los músicos era proporcionar un ritmo para ayudar a la víctima a continuar moviéndose, terapia que podía durar varios días, y aunque resultase agotador, el ejercicio conseguía salvar vidas. Los primeros registros escritos sobre este baile datan de principios del siglo XVII.

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