El Akhal-Teke, surgido en Turkmenistán hace más de 3000 años, es una de las razas más antiguas que se conoce. El origen de este caballo se relaciona con los caballos Turkmenian.

Su denominación proviene de “Akhal”, nombre que se da a los oasis de la zona de Kopet Dag y Kuren Dag, y “Teke”, nombre de una tribu turcomana que poseía los mejores ejemplares. Se le conoce popularmente como el “caballo bañado en oro” por el pelaje dorado iridiscente que muestran algunas de sus variedades, un efecto que está producido por la especial disposición que muestran las proteínas de su pelaje y que hace que la luz solar se refleje sobre el animal dando la sensación de que estuviera hecho de ese metal precioso.

Su origen es aún un misterio, aunque se cree que provienen de caballos traídos por los escitas, el primer pueblo en dominar el arte de la equitación.

En los antiguos escritos griegos y romanos, los Akhal-Teke tenían la consideración de caballos divinos o celestiales, propios de reyes y con una belleza inigualable, siendo por ello muy apreciados por todas las civilizaciones que habitaron o conquistaron Asia Central.

Los caballos Akhal-Teke poseen características muy definidas como lo es su cabeza fina, sus largas orejas y sus ojos muy vivaces y de tamaño grande.

Los colores de las capas suelen presentarse comúnmente en alazán, también aleonados y además tordos. Un rasgo característico de la capa de estos caballos es que ésta tiene reflejos metalizados de tono dorado.

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