Si pensamos en un deshollinador, probablemente la primera imagen que nos vendrá a la cabeza será la de Dick Van Dyke en Mary Poppins, por lo menos a los que nacimos antes del siglo XXI. Sin embargo, para los alemanes es una figura de lo más común, se trata del «Schornsteinfeger».

En Alemania, además de hacer su trabajo, los deshollinadores cuentan con un estatus de portadores de buena suerte. ¿Por qué? Bueno, cuando antiguamente las chimeneas y cocinas de leña se obstruían había que llamar al Schornsteinfeger para que las limpiara y así poder seguir utilizándolas. Esto, claro está, también reducía el riesgo de incendio, así que se les consideraba guardianes del hogar.

Otra posible explicación cuenta que en 1066, el rey Guillermo de Gran Bretaña estaba en peligro de ser atropellado por un carruaje fuera de control cuando un deshollinador lo empujó para ponerlo a salvo. Como el deshollinador le salvó la vida, el rey Guillermo declaró que todos los deshollinadores debían traer buena fortuna.

Otra versión similar dice que en el siglo XVIII, el rey Jorge III viajaba cuando sus caballos se asustaron de repente. Un deshollinador acudió a su rescate y evitó que el carruaje volcara. El rey Jorge declaró entonces que los deshollinadores daban suerte.

Aunque hoy en día las chimeneas ya no sean tan comunes, se ha mantenido la tradición según la cual ver a un deshollinador trae buena suerte.

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