Las alas de la abeja se encuentran en el tórax, las dos primeras más grandes se insertan en el metatórax y las otras dos más pequeñas en el mesotórax.

Estos dos pares de alas están formadas por una membrana muy delgada y transparente y reforzada por una red de nervaduras quitinosas, que al mismo tiempo permiten el riego de la hemolinfa (sangre de la abeja) y el aporte de oxígeno.

Poseen nervaduras convexas y nervaduras cóncavas y tienen, en una zona determinada, una disposición y medida (índice cubital) que sirve para clasificar las diferentes razas de abejas.

Cuando la abeja hace vuelos largos une las dos alas por medio de unos garfios o ganchos para formar una sola ala grande que hace que el vuelo sea mucho más veloz.

Por el contrario cuando hace vuelos de precisión para visitar las flores y recoger el néctar o polen estas las desenganchan y pueden quedarse quietas en el aire como las libélulas.

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