El calendario es un sistema de medida de tiempo utilizado para largos periodos y basado principalmente en una sucesión de actividades relacionadas con las estaciones del año, como la época de cosecha de distintos alimentos. Los calendarios se estructuraban en torno a las fases de la luna, como en el musulmán, o en función del sol como hacían en el Antiguo Egipto.

El calendario que ha llegado hasta nuestros días, como casi todo, es herencia del poderosos Imperio Romano. Originariamente, el calendario primitivo de Roma se dividía solamente en 10 meses, siendo los últimos cuatro: Septiembre (séptimo), Octubre (octavo), Noviembre (noveno) y Diciembre (décimo).

Numa Pompilio, el segundo rey de Roma (715-672 a. de C.), adaptó el calendario al año solar según el modelo egipcio y le agregó los 2 meses restantes. Este modelo se extendió por toda Europa y fue utilizado hasta el siglo XV, cuando hizo su entrada el calendario gregoriano.

Los nombres que los romanos utilizaban para designar los meses del año tienen su origen en dioses, emperadores o números, y estos se han conservado en las lenguas inglesa, española, francesa, italiana y portuguesa.

Enero, Febrero, Marzo, Abril y Junio fueron dedicados a los dioses Janos, Februo (dios etrusco), Marte, Venus (del griego afros, que significa espuma, de la que surgió) y Juno.

Julio y Agosto llevan los nombres de Julio César y Augusto. Mayo es un homenaje a los ancianos o protectores del pueblo (del latín majorum).

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