En los ecosistemas marinos y lacustres la zona fótica es aquella en la que penetra la luz del sol. Su profundidad es muy variable en función de la turbidez del agua. Puede terminar a sólo unos decímetros de la superficie en aguas muy turbias de ríos y pantanos, o acercarse a los 200 m, que es el valor típico en las regiones tropicales de los océanos, de aguas muy transparentes.

La luz roja desparece a los 10 m., la amarilla a los 30 m, mientras que la verde puede penetrar hasta los 50 m, y la azul, lo puede hacer hasta los 200-300 m. Por lo tanto, si el mar no contiene partículas disueltas, se verá de color azul y el azul será más intenso a más profundidad.

Se llama profundidad eufótica o nivel eufótico a la profundidad en la que la intensidad de la luz queda reducida a un 1% de la que ha penetrado la superficie, el límite por debajo del cual no queda luz suficiente para la fotosíntesis.

Cuando la presencia de la luz es prácticamente nula, se llega a la capa abisal, en donde los organismos están completamente adaptados a la oscuridad y la única luz presente es la de aquellas formas de vida bioluminiscentes.

Los rayos infrarrojos son los encargados de transmitir energía calorífica al agua y son absorbidos en los primeros metros; la ciencia ha estimado que de manera general, las radiaciones que representan los colores rojos y anaranjados son «digeridas» por el agua a cortas distancias de la superficie y los verdes y azules penetran a mayor profundidad.

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