Felipe V había decidido abdicar en favor de su hijo motivado por el interés de su segunda mujer, que quería que su marido estuviera disponible para aceptar el trono de Francia. Tres de sus hijos ocuparon el trono de España.

Luis I de España (1707-1724), fue rey de España desde enero de 1724 hasta su muerte ocho meses después, lo que convierte a su reinado en el más efímero de la historia de España. Era el hijo mayor de Felipe V y María Luisa de Saboya. Su reinado no ha dejado ningún rastro en la historia de España tanto por su brevedad como porque su padre era el que llevaba las riendas del país.

Fernando VI (1713-1759) inauguró un período de aparente pacifismo tras el turbulento reinado de su padre. No obstante, la política se dirigió hacia profundas reformas que deberían cambiar la situación socioeconómica española, una vez que se dejaran a un lado las pretensiones italianas y la excesiva influencia francesa.

Tras la muerte sin descendencia de sus dos hermanastros, en 1759 subía al trono el tercer hijo de Felipe V con su segunda esposa, la italiana Isabel de Farnesio, Carlos III (1716-1788). Reinó hasta el año 1788 impulsando medidas reformadoras de profundo calado y procurando que todos sus súbditos fueran iguales ante la ley.

Considerado el mejor alcalde de Madrid con la construcción de diversas obras; de su época datan la Puerta de Alcalá, el Museo del Prado y edificios representativos destinados a albergar los servicios la Administración pública.

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