Si bien el arcoíris es un gradiente continuo de colores espectrales, se considera que estos pueden definirse en siete colores fundamentales: rojo, naranja, amarillo, verde, cian, azul y violeta, los cuales equivalen a los mencionados por el científico Isaac Newton en 1704 (rojo-naranja-amarillo-verde-azul-añil-violeta, respectivamente).

Además de establecer las bases de la física moderna, Newton pasó gran parte de su vida estudiando la alquimia, y era un fiel creyente de la ley de los sietes, como la ley que regía el Universo. A finales del siglo XVII, siete eran los astros celestes conocidos (Sol, Luna, Mercurio, Venus, Marte, Júpiter y Saturno), siete eran los metales usados en la alquimia (oro, plata, cobre, mercurio, plomo, estaño y hierro), siete eran las notas musicales de una escala (do, re, mi, fa, sol, la, si) e incluso siete eran los días de una semana.

Los colores del arcoíris son originados por la descomposición de la luz solar en el espectro visible, la cual se produce por refracción, cuando los rayos del sol atraviesan pequeñas gotas de agua contenidas en la atmósfera terrestre. El arcoíris es un arco compuesto de arcos concéntricos de colores, sin solución de continuidad entre ellos, con el rojo hacia la parte exterior y el violeta hacia el interior. A altitud suficiente, por ejemplo cuando se viaja en avión, el arcoíris se puede observar en forma de círculo completo.

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