La fascinación por el Concorde comenzó el mismo día en que nació. Más de mil personas acudieron el 2 de marzo de 1969 a Toulouse (Francia) para ver su primer despegue. Las reconocibles alas deltas y la nariz caída de este avión supersónico se convirtieron desde ese día en el símbolo del futuro que se atrevieron a soñar los ingenieros y los diseñadores del siglo XX.

Cuando comenzó su servicio regular en 1973, las menos de tres horas que tardaba de Nueva York a Londres o París y el lujo que lo rodeaba establecieron un nuevo estándar en los vuelos transatlánticos que pronto fascinó a famosos, políticos y millonarios. Entre sus pasajeros habituales estuvieron Margaret Thatcher, la reina de Inglaterra, el papa Juan Pablo II, Mick Jagger, Joan Collins, Robert Redford o Luciano Pavarotti.

Se construyeron un total de 20 aviones entre Francia y Reino Unido, seis de ellos prototipos y de prueba. El accidente del Vuelo 4590 de Air France de uno de los Concorde el 25 de julio de 2000, que acabo con la vida de los 109 pasajeros y 4 personas que se hallaban en tierra, el único en 27 años de servicio (con lo que era hasta ese momento el avión más seguro), y otros factores como la escasa rentabilidad, precipitaron su baja definitiva. Su último vuelo fue el 26 de noviembre de 2003.

A pesar de su final, en la actualidad está considerado como un icono de la aviación y una maravilla de la ingeniería.

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