El Gran Incendio de Chicago se inició el día 8 de octubre y fue controlado tres días después, el 10 de octubre de 1871.

Fue una de las catástrofes estadounidenses más grandes del siglo XIX, en la que perdieron la vida cientos de personas, lo que causó una enorme conmoción en todo el país. Varios arquitectos de renombre se desplazaron hasta Illinois para reconstruir la ciudad, dando origen a la conocida como Escuela de Chicago.

A lo largo de los años se ha especulado mucho sobre el origen único del incendio. La historia más popular culpa a la vaca de la familia O'Leary, que supuestamente derribó un farol; otros afirman que un grupo de hombres estaba jugando dentro del granero y derribaron un candelabro.

La conjunción de un largo período de sequía acompañado por clima cálido y ventoso, junto a la predominancia de construcciones de madera en toda la ciudad, permitieron el desarrollo del descomunal incendio. El fuego saltó la rama sur del río Chicago y destruyó gran parte del centro de Chicago para luego saltar la rama principal del río y consumir el lado norte de la ciudad.

De los aproximadamente 324 000 habitantes de Chicago en 1871, 90 000 (1 de cada 3 residentes) quedaron sin hogar. Se recuperaron 120 cuerpos, aunque el número de muertos pudo haber sido tan alto como 300.

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