La Guerra del Peloponeso fue una serie de conflictos que enfrentaron entre el 431 y el 404 a.C. a la Liga de Delos capitaneada por Atenas contra la Liga del Peloponeso liderada por Esparta, con el objetivo de conseguir la hegemonía del mundo griego.

Tras llegar al acuerdo de paz por el que se rindieron, los atenienses vieron como su polis desaparecía como potencia naval y líder del mundo griego. Tras el fallido intento del 411 a.C., el final de la Guerra del Peloponeso se tradujo en un segundo episodio de gobierno oligárquico en Atenas que sería mucho más sangriento que el primero: el gobierno de los Treinta Tiranos.

Dentro de este gobierno de los Treinta Tiranos destacan dos nombres, Terámenes y Critias. Terámenes, fue uno de los políticos atenienses más destacados de finales del siglo V a.C. Participó en el juicio a los generales por el desastre de la batalla de las Arginusas, fue el representante de Atenas en las negociaciones de paz con Esparta y uno de los miembros más moderados de este nuevo gobierno oligárquico.

Critias fue uno de los más radicales. Discípulo de Sócrates, pariente de Platón, ateo declarado y apasionado de la vida espartana, regresó a Atenas con el final de la guerra tras haber sido desterrado después de la caída del gobierno de los Cuatrocientos, del que formó parte.

Los Treinta constituyeron un gobierno proespartano, que, al cabo de un año, después de asesinar a más de mil ciudadanos y metecos cuyos bienes ambicionaban, fue derrocado.

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