Los vipéridos (Viperidae) son una familia de serpientes venenosas entre las que destacan las populares víboras y las serpientes de cascabel (crótalos).

Estos reptiles han sufrido una especial adaptación en su aparato portador de veneno, el cual está muy evolucionado. Los colmillos acanalados de su maxilar son curvados y móviles, pueden replegarse o levantarse verticalmente cuando actúan frente a sus presas, segregando veneno que presentan hemotoxinas o neurotoxinas según la especie de vipérido en cuestión.

Todos los ejemplares de la familia son beneficiosos para la agricultura por la gran cantidad de roedores nocivos que destruyen. Son, sin embargo, reptiles muy temidos por su mordedura, sin ser necesariamente mortal en los adultos, pero puede serlo en los niños y ancianos, produce graves trastornos en la persona mordida.

La capacidad de una serpiente para ser venenosa está íntimamente relacionada con la actividad de su veneno. Mucho depende del estado de salud del espécimen así como de otros factores como época del año, irritabilidad de la serpiente, sitio de la mordedura, la especie misma, si la mordedura es una mordedura seca, etc., lo mismo que el estado de salud de la víctima (humana o no), la edad y en ocasiones si una persona ha sido mordida en repetidas ocasiones ya que se desarrolla una especie de inmunidad adquirida

Las 329 especies de la familia Viperidae se subdividen en tres subfamilias y varios géneros reconocidos.

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