Gracias a las 360 articulaciones (86 en el cráneo, 76 en la columna vertebral y pelvis, 66 en el tórax, 6 en la garganta, 32 en cada una de nuestras extremidades superiores y 31 en cada una de nuestras extremidades inferiores), que tenemos en el cuerpo humano, el esqueleto es rígido y flexible al mismo tiempo.

Una articulación es toda parte del esqueleto donde se unen dos o más huesos. Algunas son lo suficientemente grandes y resistentes como para sujetar todo el peso del cuerpo.

Otras, son casi demasiados pequeñas para distinguirlas (entre los huesos diminutos del oído). En tamaño, como en estructura, son diferentes, algunas sujetan los huesos firmemente, otras llamadas sinoviales, hacen que los huesos pueden deslizarse uno sobre otro suavemente, como en una máquina bien engrasada.

En las sinoviales, cada hueso termina en un cartílago hialino, duro, suave y deslizante.

Las dos capas de cartílago están separadas por un espacio estrecho donde hay sinovia, grasa que lubrica la articulación y la ayuda a moverse.

La sinovia la produce una membrana que une los dos huesos y toda la articulación está envuelta por una cápsula resistente pero flexible de tejido fibroso.

Las fijas, en el cráneo se llaman "suturas", los bordes desiguales encajan como piezas de un rompecabezas, en la edad adulta las suturas se asientan y no se mueven, con lo cual le dan gran resistencia al cráneo.

En la columna vertebral las articulaciones se llaman "semimóviles".

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