Marlene Dietrich, Lawrence de Arabia o Mata Hari, fueron solo algunos de sus pasajeros.

Fiel reflejo de la dorada Belle Epoque, en 1883 entra en servicio el Orient Express, partiendo de la estación de la Gare de l’Est de París y atravesando las ciudades de Munich y Viena, unió París y Estambul en un viaje de 81 horas y 30 minutos.

En sus salones había cortinas de terciopelo, sofás de cuero, lámparas de vidrio soplado, restaurante con menú exclusivo, sábanas de seda y lino egipcio, y baños de mármol.

El resultado fue obra de diseñadores como René Lalique y Prou quienes apostaron por la suntuosidad en cabinas decoradas con marquetería fina.

Ésto, sumado a lo exótico y romántico de sus destinos, explica, la fascinación que el Orient Express ha ejercido sobre escritores, novelistas y cineastas, desde Agatha Cristie con Asesinato en Orient Express (1934), llevada al cine en 1974 por Sidney Lumet, hasta Graham Green con El tren de Estambul (1932), pasando por el agente 007 en lucha contra el Doctor No en Desde Rusia con amor (1957), fueron muchas conspiraciones y pasiones literarias emplazadas en éste mítico tren.

Su último viaje fue un 19 de mayo de 1977. Después los vagones fueron vendidos.

En 2016 algunos vagones fueron recuperados, en Clermont Ferrand y expuestos en 2019 en Gare de l’Est.

La compañía Belmond, relanzó el proyecto y recuperó muchas de las rutas originales en el Venice Simplon-Orient-Express. La más accesible es el tramo París/Venecia a unos € 1.900.

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