La canela procede de la corteza del canelo, un árbol tropical de hoja perenne originario de Sri Lanka que desprende una aromática resina rica en hierro. Hay dos especies: el Cinnamomum aromaticum o cassia (la más comercializada actualmente) y el Cinnamomum zeylanicum o verum.

Para obtener la canela, cada 2 años se extrae la corteza interna, donde se hallan sus compuestos antisépticos y digestivos. Se fermenta durante 24 horas y se raspa la capa externa. Lo que queda, la capa interna, se enrolla y se deja que se seque.

En este proceso de secado (que puede ser al sol) va tomando su color característico. Luego se utiliza esta "canela en rama" tal cual o, con más frecuencia, en forma de polvo.

La canela se consume en poca cantidad, por tanto no aporta nutrientes en dosis significativas. Lo más interesante de la canela son los compuestos aromáticos.

El aceite esencial aromático constituye hasta un 2,5% de su composición. Los compuestos mayoritarios son el aldehído cinámico (65-70%), el eugenol y el alcohol cinámico.

En una proporción menor se encuentran el ácido trans-cinámico, el aldehído hidroxicinámico, el aldehído o-metoxicinámico, el acetato cinámico y los terpenos linalol y diterpeno, además de taninos, betacarotenos, mucílago y proantocianidinas, cumarinas, minerales y vitaminas A, C y del grupo B. La acción sinérgica de estos componentes aporta un efecto vigorizante, estimulante del apetito, carminativo, cicatrizante, antiespasmódico, antiséptico y antiviral.

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