Raffaello Sanzio (1483-1520) también conocido como Rafael de Urbino o simplemente como Rafael,​ fue un pintor y arquitecto italiano del Renacimiento.

La conocida como Madonna Sixtina o Madonna de San Sixto es una de las obras más representativas de la producción pictórica del artista. Quizás la obra al completo no resulte demasiado conocida bajo los ojos del gran público y sin embargo algunos de los elementos de la pintura como los pequeños ángeles de la zona inferior o la propia Virgen María han sido repetidos hasta la saciedad en multitud de formatos.

La figura de la Virgen transmite la sensación de estar descendiendo del espacio celestial hacia el mundo físico, en el que el cuadro está colgado. El gesto de San Sixto y la mirada de Santa Bárbara parecen dirigirse a alguien que está detrás de la balaustrada en la parte inferior del cuadro (quizás un creyente). La tiara papal, posada sobre dicha balaustrada, sería el nexo de unión entre el espacio pictórico y lo real.

La pintura fue encargada en 1512 por el Papa Julio II para la iglesia de San Sixto, Piacenza. El lienzo fue una de las últimas madonas pintadas por Rafael. El cuadro fue trasladado a Dresde desde 1754 y es bien conocido por su influencia en la escena artística alemana y rusa. Después de la Segunda Guerra Mundial, fue trasladada a Moscú durante una década antes de ser devuelta a Alemania.

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