Se llama Utnapishtim (y no Noé), pero de igual manera protagoniza una historia mítica, la de un hombre que construye un arca, en el 1800 a.C. y por mandato de Dios, para sobrevivir a un diluvio.

Así, los antiguos babilonios creían que los restos de esta nave se encontraban detrás de una montaña, cuya ubicación coincide con la mencionada por la Biblia en el momento en que el arca de Noé se estrella.

A causa de este punto en común es que Irving Leonard Finkel, filólogo y asiriólogo británico, desmonta el misterio que ha envuelto a la tablilla durante décadas, al igual que sucede con cuentos populares que se han convertido, con algunas modificaciones, en películas de Disney, las similitudes entre el relato de Utnapishtim y el de Noé no son casualidad.

En palabras del propio Finkel, "eso es algo bastante sustancioso, bastante interesante de pensar porque muestra que la historia era la misma y, por supuesto, que una llevó a la otra".

Es decir, se trata de una misma historia que fue transmitiéndose de generación en generación para más tarde convertirse en un pilar narrativo de las tradiciones judía y cristiana.

Esta historia es similar a la de Noé, a pesar de haber sido escrita mucho antes que esta última.

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