Los agotes, ha sido una comunidad discriminada al menos durante ocho siglos, desde el siglo XII hasta el XX. Se les ha llamado de diversas maneras: cagots, agots, agotak, gahets, oiseliers, etc.

No existe consenso en cuanto a sus origenes, las opiniones van desde que son descendientes de los godos, paganos que no aceptaron cristianizarse, cátaros que lograron huir, etc.

Fueron discriminados en la Edad Media por ignorancia, se los denominaba desde pueblo maldito, herejes, descendientes de leprosos, pactos con el diablo e incluso que tenían rabo.

Tal vez el origen de estos apelativos se deba a las epidemias de lepra. Sobre ellos recaía su origen.

Solo podían casarse con otro agote, lo que conducía a la endogamia forzada, no se les permitía entrar en tabernas ni utilizar fuentes públicas y se los bautizaba al anochecer.

Estaban vinculados a gremios medievales de artesanos: canteros, albañiles, carpinteros. Fueron los restauradores del castillo de Pau y de la construcción de toda la carpintería del castillo de Montaner, ambos en Francia.

En el 1515, una sentencia eclesiástica en su favor no surtió demasiado efecto en la práctica, como tampoco lo hicieron sendos decretos dictados en 1534 y 1548 por las Cortes de Navarra a favor de este grupo marginado.

El 27 de diciembre de 1817 se promulgó una ley por la que se suprimían todas las discriminaciones que existían, y se aprobaba la igualdad de derechos con sus vecinos de Arizkun, Baztan y Navarra.

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