El Coloso de Rodas era una gran estatua del dios griego Helios (sol), realizada por el escultor Cares de Lindos en la isla de Rodas (Grecia) en 292 a.C. y destruida por un terremoto en 226 a.C. Es considerada una de las Siete maravillas del mundo antiguo.

Todo lo que se conoce sobre esta estatua se debe a las noticias que dejaron los escritores antiguos Plinio el Viejo, Polibio y Estrabón, y a las crónicas bizantinas de Constantino VII Porfirogéneta, Miguel el Sirio y Filón.

Modelada en bronce y frente a las costas de la actual Turquía, su gigantesca y majestuosa figura cuidaba la entrada y daba la bienvenida a los navegantes al puerto de la isla griega de Rodas. Tras atravesar el arco formado por las piernas de la estatua, se abría al visitante la ciudad de Rodas.

Esta célebre y colosal estatua fue erigida para conmemorar una hazaña heroica de los rodios. Según los textos históricos que han llegado hasta nuestros días, a finales del siglo IV a.C., Rodas fue asediada por las tropas de Demetrio Poliorcetes. A pesar del asedio del ejército invasor, el pueblo de Rodas resistió hasta la llegada del apoyo de la flota de Ptolomeo I. Demetrio huyó dejando atrás la mayor parte de los restos de su flota.

La figura del dios Helios, protector de la ciudad, se convirtió en la mayor estatua construida en la Antigüedad, con 32 metros de altura. Comparativamente, el Cristo del Corcovado, en Río de Janeiro (Brasil) tiene una altura de 30 metros, más su pedestal de 8 metros.

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