En fútbol, el catenaccio es un particular sistema táctico defensivo. También conocido como «cerrojazo», el término italiano se sigue usando por sus connotaciones históricas.

Como aplicación sistemática surgió entre 1930 y 1940, cuando el jugador y entrenador austríaco Karl Rappan quiso reforzar la defensa del club Servette y luego de la selección suiza.

Partiendo del habitual esquema táctico 2-3-5, Rappan retrasó a los dos medios laterales. El 4-1-5 exigía demasiado al mediocampista solitario, así que decidió acompañarlo con los dos delanteros extremos, creando así una "moderna" alineación 4-3-3: el «verrou» o «cerrojo suizo». Como los equipos rivales empleaban tres delanteros, uno de los defensas quedaba libre de marcaje, pudiendo circular y apoyar libremente.

Nacía así la figura del "líbero", un rol clave en el catenaccio, aunque fuera el técnico francés Rober Accard quien le confiriera verdadera importancia táctica.

La idea tuvo gran éxito en el fútbol italiano. Técnicos como Giuseppe Viani, Nereo Rocco, y el argentino Helenio Herrera, elevaron el concepto a su expresión más paradigmática, con un 5-3-2 defensivo pero lanzado al contrataque. Todos estos entrenadores cimentaron el estilo de la escuela italiana en las siguientes décadas.

El catenaccio es criticado por su "falta de fútbol" y su destrucción dentro del terreno de juego, pero aún es muy recurrido por los técnicos, especialmente cuando sufren una inferioridad numérica que les obliga a defenderse.

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