El 29 de diciembre de 2018 una gran tormenta se formó sobre el Océano Pacífico y sus nubes en la parte superior de la misma, según un estudio publicado en abril de 2021 en Geophysical Research Letters, registraron lo que es la nube más fría detectada en la historia con una temperatura de -111 °C.

Las tormentas eléctricas y los ciclones suelen situarse a 18 kilómetros del suelo, donde el aire es más frío que en la superficie. Pero en el caso de las nubes de esta borrasca, cuya parte superior se situó a más de 20 kilómetros sobre el nivel del mar, las temperaturas se encontraban alrededor de 30 grados más frías de lo habitual.

En los últimos tres años se han notificado las mismas nubes con temperaturas extremadamente frías que durante los 13 años anteriores. Por este motivo, es que es necesario comprender si el aumento se debe a nuestro clima cambiante, o si es consecuencia de la formación de las llamadas tormentas perfectas, o si las actuales condiciones climáticas tienden a producir el estallido de tormentas eléctricas extremas durante los últimos años.

Según el estudio, la tormenta podría haber recibido una gran cantidad de energía de la combinación de agua muy cálida de la región y el viento que se mueve hacia el este. A pesar de ello, no está claro por qué las nubes extremadamente frías se están volviendo cada vez más habituales.

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