El carburador es un dispositivo mecánico cuya función es la de ofrecer la cantidad de mezcla aire/combustible (carburante) adecuada a la necesidad del motor.

La mezcla de aire y combustible ideal es de 14,7 partes de aire por cada una de gasolina. Esa relación es conocida como factor lambda y mezcla estequiométrica.

Esta proporción es la que más rendimiento extrae del combustible y mejor se quema en los cilindros, logrando una combustión más homogénea, reduciendo las emisiones contaminantes.

Un carburador consiste en: un filtro de aire, un colector de admisión, un carburador (con todos sus componentes y circuitos internos) y las válvulas de admisión que lo comunican con el interior de los cilindros.

Para realizar la mezcla entran en juego los principios básicos de física y dinámica de fluidos.

El colector de admisión es por donde ingresa el aire externo y pasa por un filtro; al nivel del difusor se estrecha y activa el paso del aire y absorbe desde el difusor la gasolina. La mezcla llegará desde allí a los cilindros. La corriente que hay en el colector es provocada por los pistones en el tiempo de la admisión.

A medida de que el aire transita más rápido, absorbe la gasolina y la pasa al interior de los cilindros del motor. Con la ayuda de los pistones, la mezcla llega hasta las cámaras de combustión. Aquí explosiona y genera la energía del motor.

La entrada de la mezcla se regula mediante el pedal de aceleración y se ubica a la salida del carburador.

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