Las plaquetas o trombocitos son fragmentos celulares de morfología irregular que carecen de núcleo y los encontramos formando parte de la sangre. Están implicadas en la hemostasia, el conjunto de procesos y mecanismos que se encargan de controlar las hemorragias, promoviendo la coagulación.

Las células que dan origen a las plaquetas se denominan megacariocitos, proceso orquestado por la trombopoyetina y otras moléculas. Cada megacariocito se fragmentará progresivamente y dará origen a miles de plaquetas.

Las plaquetas son fragmentos citoplasmáticos en forma de disco. Se considera que son pequeños – sus dimensiones están entre 2 a 4 um, con un diámetro promedio de 2,5 um.

Aunque carecen de núcleo, son elementos complejos a nivel de su estructura. Su metabolismo es muy activo y su tiempo de vida media es un poco más de una semana.

Los primeros investigadores en describir a los trombocitos fueron Donne y colaboradores. Posteriormente, en el año 1872 el equipo de investigación de Hayem corroboró la existencia de dichos elementos sanguíneos, y confirmaron que eran específicos de este tejido conjuntivo líquido.

Con la llegada de la microscopia electrónica en los años 40 se pudo dilucidar la estructura de estos elementos. El descubrimiento de que de las plaquetas se forman a partir de los megacariocitos se le atribuye a Julius Bizzozero y a Homer Wright.

En el año 1947, Quick y Brinkhous encontraron una relación entre las plaquetas y la formación de trombina.

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