La estrella individual más lejana que haya sido vista está a 9.000 millones de años luz.

Las fotografías fueron captadas por el telescopio Hubble de la NASA. Su nombre formal es MACS J1149 pero los investigadores la bautizaron Ícaro.

Incluso la más alta tecnología actual permite ver estrellas individuales a una distancia máxima de 100 años luz. El brillo de Ícaro se magnificó más de 2.000 veces debido a la gravedad de un cúmulo de galaxias ubicado a 5.000 millones de años luz que durante un tiempo se colocaron frente a ella.

Este cúmulo de galaxias actuó como una lente natural que magnificó la imagen y la hizo visible. A esto se lo denomina lente gravitacional. Se debe a que la gravedad curva la luz proveniente de la estrella, este fenómeno físico fue previsto por Albert Einstein en su teoría general de la relatividad.

Ícaro es una estrella súper gigante azul. Este tipo de estrellas es mucho más grande, más masiva y ciento de miles de veces más brillante que nuestro Sol. La vida media de estas estrellas es corta, en términos cósmicos, terminado en supernovas y quedando como residuo una estrella de neutrones o un agujero negro.

Cabe destacar que la luz que llego al telescopio partió de Ícaro hace 9.000 millones de años, esa estrella ya no existe. Sí existía en ese momento y como el universo está en expansión lo que queda de ella y de las demás estrellas que componían la galaxia estarán ahora a unos 14.000 millones de años luz.

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