La gastronomía de Mongolia Interior se caracteriza principalmente, al ser la típica de los pueblos nómadas, por los productos cárnicos y los lácteos. Es lo que comúnmente se conoce como “comida roja y blanca”.

En sus orígenes, los pueblos nómadas que habitaban este lugar se alimentaban de ovejas, cabras, camellos o yaks, y con su carne preparaban sopas. Los productos lácteos que extraían de estos animales se utilizaban, asimismo, como base de diversas bebidas o quesos.

Su principal fuente de energía proviene de las proteínas cárnicas que ayudan a sus habitantes a sobrevivir a los fríos inviernos. En esta región cocinar es todo un arte ya que disponen de miles de recetas. Por ejemplo, el cordero, del que se dice que sus habitantes tienen más de 70 maneras diferentes de prepararlo. Entre sus guisos más conocidos destaca también la “olla mongola”, una sopa hecha a base de carne, tallarines y verdura. En las ciudades son más típicos los buuz, una especie de albóndigas cocinadas al vapor.

Sus elaboraciones con lácteos no quedan relegadas puesto que forman parte de su base alimenticia. Entre ellas sobresale el byaslag, el yogur, el kéfir, el arkhi, el queso o el aruul. El primero es un queso único, secado al sol y sin corteza, que se elabora con leche de yak y vaca. El aruul es un requesón tradicional mientras que el arkhi es un licor hecho a base de leche. La bebida nacional es el airag, que se elabora con leche de caballo fermentada.

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