Los átomos están compuestos por un núcleo repleto de protones (cargas positivas) y neutrones (sin carga eléctrica), rodeado de electrones (con carga negativa).

El hidrógeno, de símbolo H, es el elemento más simple de todos porque está compuesto por un único protón en su núcleo, acompañado de un electrón. Esta simpleza es la causa de que fuera el primer elemento en formarse después del Big Bang (junto con algo de helio), que empezó a condensarse en grandes nubes de gas que darían lugar a las primeras estrellas y, más tarde, galaxias.

Por esta razón, el hidrógeno es el elemento más abundante en el universo. Es tan abundante que se estima que representa el 90% de los átomos que contiene el universo. Pero hay que decir que también es el elemento más ligero así que, aunque sea tan abundante, “tan sólo” representa el 75% de toda la materia ordinaria en términos de masa.

En 1766, Henry Cavendish fue el primero en reconocer el hidrógeno gaseoso como una sustancia discreta, identificando el gas producido en la reacción metal-ácido como "aire inflamable" y descubriendo más profundamente, en 1781, que el gas produce agua cuando se quema. Generalmente, se le da el crédito por su descubrimiento como un elemento químico.

El nombre, sin embargo, se lo dio Antonie Lavoisier en 1783, del griego υδρώ (hydro), agua y γένος-ου (genes) generar, es decir, "productor de agua", ya que cuando él y Laplace reprodujeron el descubrimiento de Cavendish, se producía agua al quemar hidrógeno.

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