La palabra "desierto" proviene del latín 'desertus' (abandonado, solitario, desierto), participio del verbo 'deserere', que significa "olvidar" o "abandonar".

El concepto puede utilizarse en sentido estricto y literal (cuando, realmente, no hay ninguna persona en un espacio geográfico) o de manera simbólica, para hacer alusión a la poca concurrencia a un evento, o a que en un sitio determinado hay menos gente de lo esperado. También puede usarse como adjetivo o como sustantivo.

Un desierto también puede ser un terreno arenoso o pedregoso que carece de vegetación debido a la escasez de precipitaciones. En este caso, un desierto es un ecosistema o un bioma que recibe menos de 250 milímetros de precipitaciones al año.

A pesar de su aparente inhospitalidad, los desiertos albergan una sorprendente diversidad de vida adaptada a estas condiciones extremas. Numerosas especies de plantas y animales han desarrollado estrategias únicas para sobrevivir en estos entornos desafiantes, como la capacidad de almacenar agua, reducir la transpiración y enterrarse para evitar las temperaturas extremas.

Las duras condiciones ambientales hacen que estos desiertos cuenten con poca población humana estable. Algunos pueblos nómadas habitan en ciertos desiertos y se trasladan para buscar alimentos.

Algunos de los desiertos más famosos del mundo incluyen el Desierto del Sahara en África, el Desierto de Atacama en Sudamérica y el Desierto de Gobi en Asia.

Más información: etimologias.dechile.net