Gólgota es el nombre con que Mateo, Marcos y Juan designan el lugar de la crucifixión de Jesús (27,33;15,22;19,17).

No obstante, los cuatro evangelistas, es decir, incluido Lucas, apuntan el nombre griego del lugar ( 'kranion'). El nombre viene del arameo «gulgolta», «calavera», «calva», «cabeza». Dicho toponímico, según los exegetas no se refiere al cráneo de Adán que se suponía enterrado allí (Orígenes), ni por ser un lugar de ejecución de los condenados (Jerónimo), sino por la forma topográfica de colina, calavera o calva.

Desde el año 333 comienza a llamarse colina de Gólgota o monte Calvario. Los evangelistas nos transmiten suficientes datos sobre la topografía donde se sitúan tanto el calvario como el sepulcro.

Según cuentan las escrituras, Jesús de Nazaret, tras una larga «procesión» por las calles de Jerusalen, fue colgado en la cruz en el monte Gólgota, situado a las afueras de la antigua ciudad Jerusalén. Años después, concretamente en el año 326 d.C., el emperador Constantino mandó construir en aquel lugar la Basílica del Santo Sepulcro. Por esto, el paisaje del monte con las 3 cruces que todos tenemos en mente no está así hoy en la actualidad.

Los relatos de Eusebio de Cesarea y de Jerónimo (siglos III-IV D.C) son los primeros en localizar los dos lugares de la muerte y sepulcro de Jesús en las pendientes orientales del Ghareb, la colina occidental de la ciudad.

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