Los nizaríes pertenecían a una secta islámica seguidora de una corriente chiíta llamada ismaelita. Fue una rama activa entre los siglos X y XIII en Medio Oriente. Se hizo famosa a partir del siglo XI por su actividad estratégica de asesinatos selectivos contra dirigentes políticos, militares y reyes.

Fue éste el origen del término que se conoce en occidente como “asesino”, que procede del árabe “hashshashín”, como les denominaron despectivamente a los seguidores de esta secta y que significa literalmente “consumidores de hachís” o “adictos al cáñamo”.

Y es que durante algunos rituales en varias organizaciones religiosas sus miembros consumían extractos de hierbas alucinógenas. Lo hacían por diferentes motivos, dependiendo de qué religión estemos hablando. La mayoría lo hacía para lograr una “mayor espiritualidad”.

Los Hashashin no formaban un ejército regular, actuaban en grupos de seis hombres llamados feyadines (“Fida’is” o “Fidawis”). Hasan enviaba a estos grupos para ejecutar sus acciones, normalmente de asesinato o amenaza. Su total desprecio por su vida les convertía en armas letales. Además, no sólo esta característica suicida les hacía casi imparables, También eran buenos guerreros.

El último Jeque de Alamut fue Rukn al-Din Khurshah, bajo cuyo mandato la secta y sus fortificaciones fueron destruidas por los mongoles. Pero la ideología nazarí se mantuvo en el tiempo. En la actualidad no tienen prácticamente ninguna influencia y son un grupo muy reducido.

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