El azafrán (Crocus sativus), es una planta bulbosa de entre 6 y 10 cm de alto, con las hojas largas, en forma de tiras, de hasta 3 cm de largo, provistas de sutiles pelos en sus márgenes y una línea longitudinal blanca a lo largo de su superficie.

Las flores son de color violáceo y los estigmas, de color rojo o amarillo brillante.

La palabra proviene del árabe az-za'fran o zaʽfarān, que significa amarillo y es parónimo de záfaran. Esta palabra se habría extendido, de la forma latina safranum.

Es una especia muy codiciada, y se considera un ingrediente de lujo en la cocina, además proporciona beneficios medicinales, como estimulante que ayuda a combatir los estados depresivos y mejorar la digestión. El azafrán es la especia más cara del mercado.

Los estigmas, una vez pulverizados, se utilizan para dar color y sabor a los alimentos, a las prendas y ornamentos.

Los azafranes florecen a mediados de octubre y la floración dura de 25-30 días. De cada bulbo surgen entre cinco y 15 flores, en función de su tamaño. Se recolectan cuando las flores aún no se han abierto por completo.

Se conocen unas 80 especies distintas en el mundo, y la mayoría se distribuyen por el Mediterráneo y Asia Menor. El azafrán se cultiva en regiones templadas, donde no abunde la lluvia y la humedad sea moderada.

El principal exportador mundial de azafrán es Irán, con el 94% de su producción. Otras regiones productoras de gran importancia son la India, Turquía, Grecia y España.

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