Procedente de Japón, Chin , Camboya, Vietnam, Laos, Birmania, Tailandia, Assam, Bangladesh, Borneo y Taiwán, la Alocasia o planta oreja de elefante se caracteriza por el tamaño de sus hojas. Unas que simulan las del animal que lo bautiza y que crecerán acorde al espacio del que se disponga.

Es una planta herbácea perenne, que pertenece a la familia de las Aráceas (Araceae). Desarrolla rizomas, tallos subterráneos que han engrosado, con un gran contenido de almidón. Tiene un tronco vertical bastante recio. Las hojas son muy grandes, de entre 1 y 1,8 m. de largo, con forma de corazón acabado en punta, de color verde claro y con los nervios muy marcados. Soportan las hojas unos pecíolos también enormes, que llegan a medir hasta 1,2 m. Toda la planta puede expandirse hasta los 5 m. de alto por otros tantos de ancho. Florece con un espádice y una espata de color verdoso, no muy llamativos, a menudo ocultos entre las hojas.

Se cultiva como ornamental por sus impresionantes hojas. Puede situarse en el exterior, aunque lo normal en las zonas más frías es que se plante en invernaderos, en maceta o en interiores. Precisa de un ambiente húmedo, por lo que se pulveriza con agua en los días más secos. Se debe regar a menudo y en abundancia.

Es resistente a las plagas y enfermedades. Se debe tener cuidado con la savia, que puede irritar las pieles más sensibles. Y mucha precaución si se la quiere ingerir, sin la cocción adecuada resulta bastante tóxica y muy peligrosa.

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