Desde Stonehenge, en el sur de Inglaterra, hasta las culturas talayótica y nurágica de las mediterráneas islas de Menorca y Cerdeña pasando por los alineamientos de Carnac en Francia, hace miles de años los antiguos habitantes del planeta levantaron imponentes obras en piedra con distintas finalidades.

Un megalito es un refugio prehistórico realizado con uno o varios bloques de piedra, de gran tamaño y sin labrar.​ El término procede de las palabras griegas mega, grande y lithos, piedra.

Una amplia variedad de piedras de gran tamaño han sido identificadas como megalitos, siendo la mayoría de uso no funerario, quizás levantadas con fines religiosos, como monumentos conmemorativos o marcadores territoriales

Los monumentos megalíticos están hechos mayoritariamente con uno o varios megalitos apoyados entre sí sin usar un mortero, una masa adherente, para su unión. Los tres tipos principales de monumentos megalíticos son el menhir, el dolmen y el cromlech.

Un menhir es la forma más sencilla de monumento megalítico. Consiste en una piedra por lo general alargada, en bruto, con su parte inferior enterrada en el suelo para evitar que caiga. El dolmen es una cámara formada por piedras verticales tapadas por losas horizontales a modo de mesa mientras que el cromlech es un círculo de piedras.

El megalitismo, más allá de un modo de construir, es el fenómeno que marca el cambio hacia el pensamiento simbólico religioso con la aparición de tumbas colectivas.

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