La teología heliopolitana es una doctrina religiosa que nace en el Antiguo Egipto, concretamente en la ciudad denominada Heliópolis.

Es impulsada por los sacerdotes egipcios quienes presentan a un dios creador hecho por sí mismo llamado Atum, quien se convierte en el protector de la ciudad. A continuación, Atum crea a otros dioses partiendo de su propia sustancia. Estos nuevos dioses reciben los nombres de Shu, dios del aire atmosférico, y Tefnut, dios del vacío. Esta fue el inicio de las teologías egipcias sucesivas.

La teología heliopolitana comienza a sustituir sus dioses creando la segunda dinastía, durante la cual se comienza a dar culto al dios solar denominado Ra. Durante la tercera dinastía se suceden los cambios de la Heliopolitana. Durante esta época, los sacerdotes explican la fusión del dios Atum con el dios Ra. Tras esta fusión, Atum cede su condición de creador y Ra su brillo y poder dando lugar, de este modo, a la Enéada Heliopolitana. Años más tarde, surge una segunda Enéada Heliopolitana a partir del dios Osiris y a la cual siguen otros dioses nuevos.

A pesar de todos los cambios teológicos, nunca se abandonaban las antiguas deidades, sino que estas se fusionaban con otras nuevas. Más bien, así obtenían los dioses antiguos más poder gracias a las nuevas deidades creadas a partir de las anteriores. De esta forma, la Teología Heliopolitana se basa en la Enéada, la creencia en nueve dioses distintos que dan el origen a todas las demás cosas.

Más información: es.wikipedia.org