Mirón de Eleutera, actual Grecia, fue un escultor que figura, junto con Fidias y Polícleto, entre los máximos exponentes de la escultura griega del periodo clásico.

Nació en Beocia, pero desarrolló su actividad entre el 470 a. C. y el 440 a. C. aproximadamente en la Atenas de Pericles, donde obtuvo la ciudadanía.

Las fuentes literarias le atribuyen numerosos obras, en particular estatuas de atletas y héroes. Sin embargo, sólo se le han podido asignar con certeza tres, conocidas por copias romanas: el Discóbolo, el grupo de Atenea y Marsias y el Anadumenos.

Las dos primeras, sobre todo, son emblemáticas del estilo de Mirón, centrado en la plasmación del movimiento a través de las tensiones del cuerpo.

El Discóbolo, que está captado en el instante anterior a la realización de un movimiento violento, constituye un ejemplo magistral de equilibrio dinámico, de desnudo juvenil ágil y vivo.

Una idea semejante se encuentra en el grupo de Atenea y Marsias, plasmado en el momento en que el sátiro se detiene ante la diosa antes de retroceder.

En estas dos obras, de figuras estáticas pero llenas de vitalidad y en las que se adivina el movimiento, se percibe su propósito de superar por todos los medios la inmovilidad característica del estilo arcaico.

Por esta razón, Mirón ha sido considerado un artista adelantado a su tiempo; y ciertamente su obra anticipó algunos rasgos de la escultura posclásica (Praxíteles, Lisipo, Escopas) y helenística.

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